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viernes, 1 de enero de 2016

Corrupción, obstáculo para el desarrollo



Jimmy Ortiz Saucedo

Uno de los problemas políticos más grandes de la última década, en el vecindario latinoamericano, es la corrupción pública. Ella está asociada principalmente a los regímenes populistas, que gobernaron la región. Los “socialistas” salieron más pillos que los neoliberales, fue otra década pérdida para nuestra atribulada patria grande.

Según el Banco Mundial, “la corrupción es sin duda el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social de un país”. Su ejercicio no solo menoscaba los recursos que el Estado utiliza para satisfacer las necesidades de sus habitantes; también desincentiva la realización de inversiones, frena el desarrollo económico, perpetúa los niveles de pobreza, promueve la ineficiencia, la inestabilidad y la violencia. No en vano, existe una correlación positiva entre el nivel de transparencia de un país y su puesto en el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial. A mayor control de la corrupción, mayor el nivel de competitividad (compite.com.co).

En buena medida, la corrupción pública es culpable que nuestros países sean del Tercer Mundo. ¡Hemos sido yetas con nuestra clase política!, la corrupción y el caudillismo, nos tienen postrados. Desgraciadamente, la escasa cultura democrática de nuestros pueblos, no nos ha permitido extirpar esta lacra.

En Bolivia la situación es peor que la media regional. La cletopcracia de la última década ha sido épica. Durante este periodo se ha dado el caso de corrupción más grande de la historia boliviana: El Fondo Indígena, la “reserva moral de la humanidad”; como la llamo Evo Morales, mostró su verdadero rostro.

Estos gobiernos populistas fueron privilegiados por el destino. El Súper Ciclo de las materias primas; que hizo llover dólares como nunca en la historia de la región, debió servir para sacar a nuestros países de la postración. Infelizmente, los únicos que salieron de la postración fueros sus cochinos bolsillos.

¡Qué paradoja!, la plata capitalista que tanto denigran, fue su mejor aliada, esa es la realidad. Aquello que tuvieron un modelo económico, es puro cuento chino, las bases neoliberales no fueron cambiadas; e incluso los propios ministros eran parte de la burocracia neoliberal.

El amor al dinero que reveló el populismo fue brutal. Pronto se rodearon de todos los lujos capitalistas: trajes de alta costura, aviones de supe lujo, comidas gourmet, autos que nunca soñaron tener. ¡Ya no podían ni amarrarse los zapatos! No hay peor capitalista que el izquierdista converso.

Y mientras tanto seguimos en el Tercer Mundo, a la espera de gobernantes honestos, que nos saquen del subdesarrollo.