El Presidente Carlos Mesa en su primer discurso publico ante el Congreso de la Republica, el 17 de Octubre de 2003, decía lo siguiente... “Yo quiero mencionar aquí la propuesta nacida en el Departamento de Santa Cruz, una propuesta que buscaba y que busca una idea: la refundación de Bolivia. Quiero destacar que justamente la capacidad creativa, en esa propuesta de diseño de país, tenga un punto de partida en un escenario geográfico histórico tan vital, tan admirable como es el Departamento de Santa Cruz. Y quiero recordar que en este mismo parlamento, cuando se planteo la discusión sobre ese documento del oriente de Bolivia, de partidos políticos distintos nació una respuesta que decía... es una base de discusión”.
La importancia de este documento; entendido así también por el Parlamento y el Presidente, radica en que fue creado en un proceso amplio de concertación entre instituciones muy diversas; varias de ellas aparentemente antagónicas, pero todas buscando una patria digna de tercer milenio.
Es necesario que este documento sea la base de discusión “proactiva” de la Republica y no la agenda “reactiva” que los radicales le han impuesto al Presidente Mesa.
Nos debe quedar meridianamente claro, que lo primero que tenemos que hacer en Bolivia es ponernos de acuerdo en “EL PAÍS QUE QUEREMOS”. Mientras esto no suceda, seguiremos como perros y gatos, perjudicándonos unos a otros, “poniendo en peligro la viabilidad nacional”. Somos como un carretón con cuatro bueyes, cada uno tirando para su lado, sin poder ir a ninguna parte. Este es el tema único de la agenda nacional en esta coyuntura histórica. Lo demás ya tendrá su tiempo. Hagamos lo importante y después lo urgente, al revés de lo que siempre hemos hecho.
Para materializar esta propuesta, lo que se tiene que hacer es llamar a un gran encuentro nacional; previo a la Asamblea Constituyente, donde se ponga sobre el tapete este documento; como base de discusión, para ver si las diferentes Naciones que componemos Bolivia, “queremos y podemos” ponernos de acuerdo en un nuevo país, del que todos nos sintamos parte y sentar las nuevas bases económicas, políticas y sociales de una Tercera Republica. La Asamblea Constituyente solo se hará para formalizar este acuerdo. Si esto no es posible, cada Nación deberá buscar “su viabilidad” por cuenta propia, en la lógica de la libre autodeterminación de los pueblos.
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Publicado en:
Periódico El Deber de Santa Cruz, Columna Los Colaboradores. 30 de abril de 2004.
http://www.eldeber.com.bo/anteriores/20040430/opinion.html
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