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martes, 19 de agosto de 2008

La necesidad de un Banco Agropecuario del siglo XXI

Pareciera contra flecha plantear la creación de un Banco de Fomento Agropecuario, ante los fracasos del: Banco Agrícola, Fondo Ganadero y de FINDESA, ¡pero no lo es!

Todos los países del mundo, que tienen Agropecuaria, lo tienen. ¿Por que nosotros no? Un país agropecuario, como es el nuestro, no se puede dar el lujo de prescindir de una institución vital como esta, que financie adecuadamente al sector. Un país Agropecuario que no tiene un Banco que lo fomente, tiene un “sistema financiero chuto”.

El sector Agropecuario aporta al país con: empleos, efecto multiplicador económico, divisas, estabilidad de la población rural, seguridad alimentar, como centinela de la nacionalidad y como coadyuvante de la cultura popular.

Por otro lado el sector está sometido; como ninguna otra actividad productiva, a un gran número de contingencias, tales como: riesgos climáticos, ataques de plagas, mercados imperfectos, precios volátiles, inseguridad jurídica de la tierra y otros.

Esta “singular combinación de fortalezas y debilidades”, vuelven absolutamente necesaria la creación de un Banco especializado que lo apoye.

En la actualidad ningún Banco apoya, de buen agrado al sector; es más, en algunos el Agropecuario es visto como “carne de cogote”. Esto no fue siempre así. Comenzó con la aparición de la circular 291/99 de la Superintendencia de Bancos. Esta normativa creó un sistema de calificación para clientes; en función del riego que este implique, asociado a un sistema de previsión contable. A peor calificación, mayor previsión para el banquero. En la practica esta reglamentación proscribió; o esta en camino de ello, al productor del sistema bancario. Es por eso que se necesita crear el Banco Agropecuario, que comprenda sus realidades y valore su aporte: económico, social y estratégico a la patria. No es posible tasar a todos los sujetos de crédito con la misma vara, como se hace en Bolivia. ¿Cómo es posible que en la actualidad se financie, en igualdad de condiciones, a una chichería; que destruye a la sociedad y corre un mínimo riesgo, que a un productor de trigo; que alimenta al pueblo y corre un riesgo elevado? El Crédito Agropecuario es una especialidad del crédito y como tal tiene que ser tratado.

Brasil, un país racional que valora su Agropecuaria, tiene una ley diferenciada para los créditos rurales. En cuanto los créditos comerciales se rigen por la Ley 4.592/64, los créditos rurales están regidos por la Ley 4.829/65. Esta es una ley de carácter eminentemente social: sus operaciones son del ámbito civil (no comercial como los otros créditos), nítida vocación de fomento (no visan lucro), menor tasa de interés, admite pago en producto, compatibilidad entre costo y precio, busca el fortalecimiento económico y tecnológico del productor, busca el bien común, la paz social, y la garantía del orden publico. Un banco con esta característica es la que necesitamos. ¡Esto no es una utopía! Esta ley tiene la aceptación tácita del BM y del FMI.

El Banco agrícola y otros, que en el pasado apoyaron el sector, fracasaron principalmente por el manejo político que de ellos se hizo y por la falta de fiscalización de banqueros y clientes. No fue culpa propiamente dicha del productor rural.

Estos errores del pasado no deben hacernos pensar que no es posible la creación de un Banco Agropecuario. Si deben serviremos para sacar la moraleja necesaria y crear intuiciones independientes y técnica, que nazcan sobre las cenizas de las anteriores. ¿Si Brasil y Argentina lo tiene, porque nosotros no?

De crearse un Banco Agropecuario, el sector lo agradecerá y responderá con trabajo y honestidad. La patria se vera también reforzada y engrandecida con ello.

Un Banco Agropecuario seria un colaborador del desarrollo regional y nacional, que pudiera ayudar a sacarnos de la grave crisis en la que vivimos. Seria también un excelente instrumento para luchar contra la pobreza rural del 81 %; la más alta del País.

Con alegría he visto el planteamiento de algunos partidos políticos, respecto a un Banco de esta naturaleza. Ojalá que no sean solo cantos de sirena de tiempos electorales.

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Publicado en:

- El periódico El Deber de Santa Cruz, Columna Los Colaboradores. 17 de junio de 2002.

- También publicado en la Revista Tierra # 18; palabra oficial de la CAO, de Julio de 2004, en calidad de editorial.

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