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martes, 19 de agosto de 2008

¿Democracia o cleptocracia?

Desde que tengo uso de razón; que son ya bastantes años, vengo escuchando una serie interminable de hechos de corrupción protagonizados por nuestra clase gobernante. Estos actos son bautizados con sugestivos nombre propios por la ciudadanía nacional. A continuación citaré algunos de ellos; sin pretender agotar la lista, asunto que sería una “misión imposible”: las libras esterlinas, los semáforos de Santa Cruz, Karachipampa, los vidrios Ray Ban, las piedras preciosas de la Gaiba, los carritos hane, los narco vínculos, los pasaportes chinos, chatarra 1 y 2, los turriles de asfalto, el avión Beechraff y un larguiiiisimo etcétera.

En cada uno de estos “negocitos” le están robando al Estado, y “no hay peor ladrón que el que le roba al Estado”. El que le roba al Estado, le esta robando a la salud; cuando los hospitales públicos se están cayendo a pedazos y nuestros enfermos gimen por una penicilina que no existe. Le roban a la educación; cuando nuestros muchachos pasan clases en escuelitas de mala muerte y los maestros tienen salarios de hambre. Entretanto nuestros gobernantes andan muy orondos por las calles, de terno, Mitsubishi y celular. Estos son delitos de primera magnitud en cualquier país del mundo, aquí son un modus vivendi, más o menos aceptados por la ciudadanía.

¿Cómo este país no va ha estar como está, si nuestras clases gobernantes solo piensan en su bolsillo?, ¡el bienestar del pueblo les importa un comino!. Esta casta privilegiada, ególatra y corrupta, es la culpable en gran medida del fracaso de este proyecto de patria llamado Bolivia. “Ningún país es mayor que el tamaño de sus líderes”. La Biblia dice en Proverbios 29, 2...“Cuando los justos gobiernan, el pueblo está alegre; cuando dominan los malvados, el pueblo gime”.

Esta es la triste realidad del pasado, del presente y todo indica que también lo será del futuro de esta atribulada patria. ¡Los lobos están cuidando las ovejas! Nada hace pensar en el ambiente político nacional algún cambio de actitud de lo gobernante; por el contrario, a juzgar por los resultados obtenidos por organismos internacionales que califican la corrupción, está goza en Bolivia de cada vez mejor salud. Siempre estamos disputando los primeros lugares de este tristemente celebre campeonato.

Viendo esta dura realidad me pregunto... ¿estamos gobernados por una Democracia o una cleoptocracia?

Un paréntesis aquí, para una pequeña explicación de estos dos términos, refrescare la semántica de uno y definiré el significado de otro:

1.- La palabra Democracia es definida por el diccionario Larousse como: “Gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía” o sea... “el poder en manos del pueblo”

2.- La palabra cleptocracia, es una palabra compuesta de dos términos: Clepto de cleptómano, definida por el mismo diccionario como: “Tendencia impulsiva al hurto” y Cracia del griego krato, autoridad. En buen romance, Cleptocracia significa... “el poder en manos de ladrones”.

Continuando con la pregunta planteada... ¿estamos gobernados por una democracia o una cleoptocracia? La respuesta es muy clara, “estamos gobernados por una cleptocracia”, no se necesita ser muy inteligente para darse cuenta de ello. A juzgar por la realidad nacional, los hechos saltan a la vista.

Es obvio que entre nuestras clases gobernantes existen algunos ciudadanos honestos, patriotas con vocación de servicio, que entienden a cabalidad la sagrada misión que implica tener a sus manos el futuro de la patria, desgraciadamente son “unas cuantas golondrinas que no pueden hacer verano”.
La historia universal esta llena de ejemplos donde el pueblo se canso de sus corruptas clases gobernantes y los puso en su sitio, de la manera más violenta. Solo citara aquí tres de ellos:

1.- En torno al año 550 a.c., cuando en la antigua Grecia el pueblo de Atenas se sublevo contra la aristocracia, precedida por Isásogas y coloca a Cristines como el primer gobernante democrático de la humanidad. Con este evento nació la verdadera democracia; la democracia directa, muy distinta de la Pseudodemocracia representativa actual.

2.- El año 1789 con la revolución francesa. El pueblo cansado de la nobleza corrupta, destruyo la fortaleza de la Bastilla; símbolo del absolutismo y los paso por la guillotina.

3.- En 1949 el pueblo chino cansado de la dictadura corrupta de Chang Kai-Chek, se levanto en armas contra él, y llevo al poder a Mao Tse-Tung. Esta revolución costo al pueblo chino más de 1 millón de vidas y un cisma que persiste hasta el presente.

Estos ejemplos recurrentes de la historia, deben ser asimilados por la cleptocracia nacional, antes que sea tarde. El pueblo no es opa, se da cuenta de las cosas; peor aun de las obvias como estas. Su paciencia tiene límites, “no jueguen con fuego por que se pueden quemar”.

La “introducción” de la ética en la función publica nacional, es una asignatura pendiente que se debe emprender en Bolivia con una urgencia absoluta. O como mejor dice en un artículo de la prensa española, la Catedrática de Filosofía de la Universidad de Valencia, Adela Cortina (1)... “El desafío del siglo es que la ética llegue al poder”. En el mismo artículo le preguntan ¿Si la ética abandona la política está en peligro la Democracia?, ella responde... “Totalmente. En este momento la Democracia esta muy en peligro, por que a los políticos se les pide pocas responsabilidades. Los políticos deberían de dar cuenta y ser responsables de las cosas que hacen, y los ciudadanos deberían ser más participativos”.

Estos niveles de corrupción de las clases gobernantes no pueden quedar así indefinidamente, están poniendo en peligro la credibilidad de la propia Democracia. Lo que se tiene que entender es que la Democracia no es mala, “lo que es malo es la cleptocracia”. Tarde o temprano el pueblo se cansara de ellos (si es que no esta cansado ya) y los pondrá en su sitio. No hay mal que dure cien años, ni “pueblo” que lo resista. La cleptocracia puede ir ya poniendo las barbas en remojo. ¡La historia se repetirá!

(1) Tomado del periódico El País de España, 24 de Agosto de 2001.
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Publicado en:

- El periódico El Deber de Santa Cruz, Columna Los Colaboradores, del 5 de diciembre de 2001.

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