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miércoles, 20 de agosto de 2008

Comentarios sobre... "Receta para el poder absoluto"

Quiero compartir con el gran público nacional, un artículo muy esclarecedor, que nos muestra con gran claridad la metodología que están siguiendo las minorías violentas y antidemocráticas en Bolivia, a la cabeza del partido cocalero, para tomar el poder absoluto, a “cualquier costo”.

El articulo círculo recientemente por Internet y se titula “Receta para el poder absoluto”. Fue escrito por Carlos Sabino, Doctor en Ciencias Sociales y profesor de la Universidad Francisco Marroquín. Fue publicado por Caracas (AIPE), el martes 7 de Junio de 2005.

Comienza diciendo Sabino: “Lo vimos ya en Venezuela, lo estamos viendo en Bolivia, aunque los que tengan memoria y sepan de historia podrán evocar lo que hacían los comunistas y los fascistas en otros tiempos: hay una fórmula sencilla y efectiva para tomar el poder y deshacerse de todos los adversarios, aun en democracias más o menos funcionales y consolidadas. La fórmula tiene tres pasos, tres etapas o momentos nítidamente definidos.


El primer paso consiste en provocar una crisis, aunque sea artificialmente, por medio de la intransigencia y el radicalismo de los sectores políticos o sociales que se pueda controlar. Para eso hay que buscar, antes que nada, alguna base de apoyo mínimo y entrenar minorías de activistas que, soñando con un futuro mejor y despreciando todo lo existente, sean capaces de salir a la calle y manifestarse por cualquier medio. Es importante, luego, crear falsos problemas, exagerar los existentes, pedir lo imposible -como se decía en tiempos de aquel mayo francés- para impedir el funcionamiento normal de los poderes existentes. Los mejores métodos son los que, con una cierta apariencia de legalidad, puedan presentar a los manifestantes como si fueran idealistas, como víctimas o como gente desesperada: realizar marchas que desemboquen en la violencia, cerrar carreteras para asfixiar la vida de un país, reclamar constantemente, por todos los medios, que se cambie el ordenamiento político.


El segundo paso es ofrecerse como la única solución posible para la crisis. Una vez que un país se ha hecho ingobernable, los únicos que aparecerán como capaces de controlarlo serán, precisamente, los mismos grupos organizados que han provocado el caótico panorama que se intenta superar. (…) Ofrecer lo imposible, cuando se está cerca de tomar el poder. (…) se va a acabar con la pobreza, acusar a todos los políticos de corruptos, levantar la bandera del nacionalismo herido frente al insaciable agresor imperialista.”


El tercer paso: “Cuando se llega al poder, cuando se arriba a controlar alguna fracción importante del aparato del estado, hay que proceder rápidamente a crear un nuevo orden legal. Esto, aunque no lo parezca, es el verdadero eje de todo el proyecto, el punto en que se decide su triunfo o su fracaso: con nuevas leyes, lo más arbitrarias posible, quedarán fuera de la ley los enemigos del proceso los que se oponen a la nueva dictadura- y se los podrá, así, juzgar y condenar, no sólo por dóciles tribunales sino también por buena parte de la opinión pública, nacional e internacional. Esto es lo que supieron hacer, con rapidez envidiable, tanto Lenin como Hitler, lo que no alcanzó a lograr Salvador Allende, lo que ha hecho Chávez en Venezuela con increíble paciencia. Para lograrlo, la mejor vía, en estos tiempos que corren, es acudir a una Asamblea Nacional Constituyente, con poderes absolutos, que pueda modelar, como arcilla, el marco jurídico del país.”


Termina diciendo: “Este es el plan que está llevando a cabo, con éxito hasta ahora, el líder cocalero Evo Morales en Bolivia: su proyecto está muy avanzado y parece, en estos momentos, que pronto habrá de lograr sus objetivos. No es seguro, claro está, pues en estos asuntos siempre aparecen factores imponderables, pero la perspectiva que afrontamos es que en poco tiempo se puede ampliar el eje La Habana-Caracas.”


No es casualidad la campaña de desprestigio al orden establecido boliviano, la aparición de activistas utópicos; con apoyo de euro-petrodólares, coca, dinamitas y alcohol, el brutal sitio a la paz, el Corralito de Sucre, las demandas cambiantes e inalcanzables. “Esta es la primera etapa”.


La aparición de mesías, que para nuestra desgracia no es tipo: Lula, Tabaré o Kirschner; lideres de una izquierdas moderna, es muy por el contrario Evo, cara visible de una izquierda “jurasica totalitaria”. Una izquierda que no asimilo el fin de la Guerra Fría, ni la caída del muro de Berlín. Aquella izquierda fracasada de “la planificación central”, que existió 70 años en la Unión soviética y termino con la implosión que todos conocemos. Aquella que salvo de un mayor desastre Gorbachov con su Perestroika.


El Sr. Morales es un líder anarquista con ínfulas de mesías, queriéndosela dar de nuestro salvador. Hombre ligado la execrable cadena de la coca-cocaína. Propulsor del Neonazismo Quechua-Aimaras. Ideólogo de una Bolivia excluyente, continuador del centralismo andino centrista, que ha llevado a la quiebra técnica a este atribulado país.


Esta izquierda cuenta también con el apoyo un sector de nuestra la iglesia Católica. Los restos del fallido movimiento de La Teología de la Liberación, que tanto condeno Juan Pablo II. Curas metidos a políticos, usurpadores de funciones. Por eso lo evangélicos nos están ganado la partida. Ya son más en el área rural. “Esta es la segunda etapa”.


La tercera etapa esta en pleno proceso de desarrollo y es de pronostico reservado. Intentara imponer una asamblea constituyente “totalitaria”, tratando de meter la mayor cantidad de su gente; sin importarle la democracia (un hombre un voto; con el eufemismo de “discriminación positiva”). Entre otras “reformas”: combatirán a la iglesia católica, eliminaran el ejército o lo trasformaran en una milicia del partido; no de la patria, como lo fue en la URSS. Eliminaran la libertad de expresión; como Cuba y Venezuela. Intentaran hacer un país Indigenista y excluyente. Trataran de reeditar la utopía fracasada del “comunismo soviético de Stalin y la NKVD”.


Bienvenida si fuera una asamblea constituyente “de buena fe”, donde juntos podamos buscar un nuevo país. ¡Pero no lo es!


Estoy completamente seguro, que si esto no lo sale por “la buena”, intentara cualquier otra forma, incluso aumentando la violencia de las calles y caminos; armada si preciso, hasta llegar al poder por esta antidemocrática vía.


¡El que tenga ojos para ver, que vea!


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Publicado en:


- Publicado en el periódico El País de Tarija, Columna Opinión. 20 de agosto de 2005
http://www.elpaisonline.com/

- Revista Síntesis de octubre de 2005, pagina 12.

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