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domingo, 23 de octubre de 2011

Reportaje El Diario de La Paz: Indígenas marcan la historia nacional


El Diario de La Paz, decano de la prensa boliviana

Domingo 23 de octubre de 2011


Eldiario.net






Política

Indígenas marcan la historia nacional

El 15 de agosto de 1990 mil marchistas partían de Beni con la bendición del párroco católico rumbo a La Paz para exigir reconocimiento del Estado nacional.

Con su arribo, un mes después, el presidente Jaime Paz Zamora determinó reconocer a las 34 etnias del oriente boliviano. Dos años después, los mismos marchistas emprendieron otro viaje para plantear la piedra fundamental del proceso constituyente. Para 1996 la Marcha por el Territorio, el Desarrollo y la Participación Política logró que el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada elabore la Ley INRA y dote a los 34 pueblos indígenas con Tierras Comunitarias de Origen (TCO).

La marcha del TIPNIS es nueva, pero igual a las anteriores. Nueva porque es otra generación la que decidió emprender la caminata desde Trinidad y pasar 63 días en las carreteras de Bolivia; y es igual, porque como las otras su paso y llegada no pasarán desapercibidas en la historia nacional.

El analista cruceño Jimmy Ortiz, destacó la histórica moviliazacón que demostró el valor de la otra Bolivia, de la Bolivia oriental que es una sola y complementa a la Patria.

“Los chiriguanes fueron la única nación americana que no pudo ser conquistada por los españoles. Peleamos 15 largos años la Guerra de la Independencia más larga del continente. Tuvimos en El Pari la batalla más sangrienta de la independencia americana”, citó.

El 2001 los indígenas de Tierras Bajas apoyaron la lucha por las reservas naturales y el agua en el corazón de Bolivia. Otra marcha pidió la no explotación indiscriminada de recursos en las TCOs. Un año después, desde Santa Cruz se convocó a una nueva vigilia que ya enfrentaba al gobierno de turno que pretendía aprobar una ley de Apoyo al Desarrollo Sostenible, sin respetar las determinaciones de los comunarios y la soberanía popular. Se retomó la idea del proceso constituyente, que años después significaría la refundación del Estado.

Los gobiernos de entonces actuaron con premura, vieron en las movilizaciones inminentes conflictos que tendrían respaldo de la sociedad. No hubo violencia.

Sin embargo, en la actual coyuntura, el partido Movimiento Al Socialismo (MAS) en su afán de no demostrar debilidad política, se empecinó en defender un proyecto carretero con innumerables argumentos y ataques a los marchistas, tratando de estigmatizar una movilización con historia y respaldo moral. El resultado, una violenta intervención policial que dejó decenas de heridos.

La marchista Gladys Nogales, recuerda que las mujeres siempre están, no atrás sino al lado de sus parejas. Los valores familiares no son entendidos por la sociedad “citadina”, pero la unidad familiar en los pueblos indígenas se manifiesta “en las buenas y en las malas”.

“En la marcha del año 90 igual lo hicimos, la mujer está al lado de su esposo marchando, por si le pasa algo, si hay enfrentamientos, estamos las mujeres también. Y nuestros niños no los vamos a dejar en la casa”, dijo la indígena.

Ya en el régimen de Evo Morales, los marchistas del oriente apoyaron la reconducción comunitaria para modificar la Ley INRA y respaldaron al MAS para presionar al Congreso a aprobar las leyes concernientes al sector. El cerco del 2006 en plaza Murillo contó con varios dirigentes que hoy se encuentran enfrentados al Ejecutivo. Ex oficialistas como Alejandro Almaraz organizó a las masas para aprobar las reformas a la Ley INRA y la distribución de tierras.

Irónicamente, los indígenas en esta gestión, fueron discriminados y hasta el último minuto su presencia en Palacio de Gobierno fue postergada. Peor suerte corrieron los disidentes que se vieron cercados y fotografiados, a modo de prontuario, por el Ministerio de Gobierno.

En junio de 2010, las demandas del sector pedían mayor representatividad y respeto a sus derechos. El Gobierno no escuchó y dilató el conflicto, pero en último término evitó que la marcha salga de Beni.

La construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos fue reprochada y rechazada mediante resolución de los pueblos originarios en 2010. Marchas de protesta en Beni y Cochabamba no tuvieron la repercusión social debida.

Fue a partir del 15 de agosto de 2011, que tras la partida de los dos mil marchistas de Tierras Bajas, que la sociedad tomó conciencia sobre el TIPNIS y su valor no sólo para los originarios, sino para toda Bolivia.

Los marchistas llegaron a la Sede de Gobierno, recibidos como héroes después de soportar la negligencia presidencial, la violencia gubernamental y la represión policial.

El defensor del Pueblo, Rolando Villena pidió a las autoridades no dilatar los conflictos y aprender de estas lecciones. “Para tiempos futuros el Gobierno debe entender que en temas de orden estructural no necesariamente se deben dilatar los problemas”, dijo.

Los indígenas lograron entrar a Palacio de Gobierno con total orden, respeto y paz. La bandera patujú se instaló en el centro político del país y este símbolo sin duda merece reconocimiento después de 21 años de lucha. Hoy, la octava marcha indígena escribe una página más en la historia de Bolivia.
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