Jimmy Ortiz Saucedo
Si, seguiré insistiendo en este tema, por el tiempo
que sea necesario, para sacar de nuestra política esta terrible mancha, que tanto daño nos hace como sociedad.
Decía en un artículo publicado el 2014, titulado Latinoamérica,
del caudillo al estadista: La democracia latinoamericana
necesita seguir progresando. La que tenemos; en la mayoría de los países,
todavía tiene mucho camino por recorrer. La
irrupción del chavismo siglo XXI en las últimas décadas, significó un fuerte
retroceso.
La región ya tiene, en La
Carta Democrática Interamericana de la OEA, su ideal de
democracia. Así lo decidieron los políticos del continente, en el vigésimo
octavo período extraordinario de sesiones, el 11 de septiembre de 2001, en
lima-Perú.
Esta carta implica la desaparición del caudillismo que
por tantos años asoló la región, generando inestabilidad y perjudicando nuestro
desarrollo económico y social. Implica también la aparición de un nuevo tipo de
liderazgo político, liderazgos que tengan la Carta Democrática metida en el
corazón. Hombres honestos, que busquen el bien común de su pueblo a largo
plazo, alejado de mezquindades personales o partidarias.
No queremos más caudillos charlatanes, ególatras y todo
poderosos. Tampoco queremos partidarios ciegos, que crean en soluciones mágicas que otros nos traerán.
Necesitamos pueblos con cultura democrática, que conozcan y respeten la
verdadera democracia. Ciudadanos que entiendan que el progreso es el resultado
lógico de la educación, el trabajo, la perseverancia y el respeto a la ley.
Decía en otro artículo escrito en 2018, titulado El
caudillismo en Bolivia: El caudillismo es una de las taras
más dañinas que tiene la política boliviana, desgraciadamente es una constante
en nuestra historia. Mientras no logremos superarla, seguiremos siendo un país
bananero.
El caudillismo desvirtúa la democracia, creando
partidos políticos unipersonales, con jefes mesiánicos, arcaicos
ya para El Tercer Milenio. Necesitamos partidos que agrupen a los ciudadanos en base a ideales, y no a caudillos
ególatras y parlanchines.
Es imperativa la incursión de nuestros mejores
ciudadanos en la política, para que las cosas mejoren. Precisamos gente
decente en la política. Ya ensayamos con los que no son, y está claringo
como nos va. ¡Y sí que hay políticos decentes! pero son golondrinas que no
hacen verano.
La política no es para cualquiera, por más iguales que
seamos, la política tiene que ser ejercida por gente de alma
superior. La política no es para los ladrones, no es para los ineptos, no
es para los llenos de odio, no es para los ególatras, ni para los acomplejados.
Me suscribo mucho más al Intelectualismo
Moral de Platón, que al populismo latinoamericano.
Muy poco puedo agregar a esto ahora, solo insistir en
la necesidad de hacer partidos políticos verdaderos, basados en nobles ideales, expresados explícitamente en una
declaración de principios; a modo de
Carta Constitutiva partidaria, y no en las
veleidades de caudillos circunstanciales, que pueden desaparecer
cualquier momento, desapareciendo con ellos el partido, privando a la sociedad
de un valioso instrumento en la lucha política.
Confió en que nuestro pueblo verá, más temprano que
tarde, una nueva clase política, amada y respetada por todos. Dios quiera que
mis ojos lo puedan ver, el tiempo lo dirá.
Publicado
en:
https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/y-dale-con-el-caudillismo_323780
https://eju.tv/2023/05/y-dale-con-el-caudillismo/
https://www.icees.org.bo/2018/12/el-caudillismo-en-bolivia/
https://www.eldiario.net/portal/2023/05/17/y-dale-con-el-caudillismo/
https://elperiodico.com.bo/y-dale-con-el-caudillismo/
https://elpotosi.net/opinion/20230515_y-dale-con-el-caudillismo.html
https://www.analitica.com/opinion/y-dale-con-el-caudillismo/
https://www.visor21.com/y-dale-con-el-caudillismo.html
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