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Jimmy Ortiz Saucedo
El proceso autonómico Cruceño no es de
hoy, fue de siempre. El deseo de libertad
es intrínseco a nuestra propia naturaleza, lo
llevamos en el alma.
Este sentimiento fue plasmado en el himno a
Santa Cruz, por el ilustre Felipe Leonor Ribera, que interpretando la esencia del
hombre de los llanos expresaba: “Siempre libres Cruceños seamos”. Esta estrofa
es un faro guía.
Fue un proceso que comenzó en la época
colonial y continua en la época republicana. No tengo duda que seremos
autónomos, y el Estatuto del 86% tendrá vigencia plena, nada hay por encima de
la voluntad popular. Ningún tirano podrá
con nuestras ansias de libertad.
Los pueblos que persisten en la lucha
siempre vencen, esa es la experiencia histórica. Las ideas fundamentales
trascienden las generaciones, y de cuando en cuando retoñan, con nuevos rostros,
con nuevas expresiones, pero con la misma fuerza letal, hasta que se
materializan.
La promulgación del Estatuto genero una
polémica sobre el proceso autonómico. En mi opinión el verdadero dueño de la autonomía es el pueblo Cruceño, el de
ayer, el de hoy, y el de mañana. Desde Diego de Mendoza; el primer mártir
de la autonomía, hasta la fecha, los ciudadanos hemos empujado este sueño
Camba, cada uno desde su propia trinchera. Es una construcción colectiva, no
individual.
En su expresión más contemporánea quién no
recuerda el Memorándum de la
Nación Camba,
el Comité pro Santa Cruz y el Movimiento Cívico, el Encuentro por
Santa Cruz,
el apoteósico Cabildo del Millón, la Comisión de Autonomía, el Consejo Preautonómico, la Asamblea Provisional Autonómica, la Corte
Electoral, la Asamblea Legislativa Departamental. Así como migrantes, grupos
sociales, económicos y el pueblo en general.
Pero no podemos olvidar a los más importantes, aquellos que
dieron su vida por nuestra autonomía: El unionista de la Guardia Edson Ruiz y el profesor de
Portachuelo Pedro López, asesinados por la
Conalcam de Fidel Surco, en el Cerco a Santa Cruz
del 2008.
Crímenes de lesa humanidad que permanecen impunes. Estos mártires no pueden ser olvidados. El día llegará en que la
justicia castigue a sus asesinos; e incluso a policías jueces y fiscales, que
con su silencio se volvieron cómplices.
Pido a las autoridades departamentales los
honores y reconocimientos que ellos merecen: la construcción de plazas con sus
nombres, la incorporación de su memoria en la historia cruceña, así como una
pensión vitalicia para viuda del insigne profesor, y para la madre del valiente
unionista.
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