Jimmy Ortiz Saucedo
La reelección
presidencial es un tema muy delicado para la salud de la Democracia
continental. Y me refiero a la Democracia internacionalmente aceptada, la
verdadera Democracia, la Democracia de la Carta Democrática Interamericana de la OEA. El instrumento más
moderno de la Democracia en el mundo.
La reelección está
íntimamente ligada al caudillismo, tan nocivo para nuestros pueblos. Que
florece en Estados que tienen democracias menos desarrolladas y endebles
estructuras institucionales (blogjimi-09). Para desgracia nuestra, Latinoamérica es el continente
de los caudillos.
El caso del caudillo
mexicano Porfirio Díaz, quizás sea el más dramático de todos. Se conoce como porfiriato, el periodo de la historia mexicana en que este
militar gobernó el país, de 1877 a 1880 y de 1884 a 1911. Durante su segundo
mandato de 27 años, uso las triquiñuelas típicas de los que se quieren
perpetuar en el poder: mostrarse como el salvador de la patria, centralizar el
poder, cooptar al ejército y la justicia, apelar al fraude electoral y reformar
a su medida la Constitución. La fórmula
no es nueva, es más vieja que el sur.
Y como la vacuna
nace donde nace la enfermedad, los mexicanos en el año 1917 abolieron la reelección presidencial, con la cuota
de sangre que siempre demandan los tiranos.
La Constitución política mexicana expresa en su artículo 83: “El
Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él
seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la
República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma
provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”.
Evo Morales está siguiendo los
pasos a Porfirio Díaz, los paralelismo entre ambas historias son notables,
aunque con más de un siglo de diferencia. Cambian los tiempos, cambian las personas,
la conciencia democrática avanza y retrocede. Lo que permanece inmutable es la enfermiza
ambición de poder, que como un vicio obnubila a los espíritus menos
evolucionados.
No tenga duda, algún día en
Bolivia no habrá reelección.
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