Foto propia ©
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Jimmy
Ortiz Saucedo
Este artículo
fue inspirado en la valentía de un
columnista llamado Andrés Gomes Vela, especialmente por el artículo titulado: El
blef del control entre cocaleros y el sospechoso “volteador”.
¡Cuán
grande es la importancia del periodismo en el combate a las dictaduras formales
o disfrazadas! ¡Cuán grande es la importancia del periodismo en el
sostenimiento y mejoramiento de las democracias verdaderas! ¡Cuán grande es la
importancia del periodismo en el combate a la corrupción pública y los abusos
de poder! En el mundo moderno no es concebible una democracia sin un periodismo
libre.
Directores
de medios, editores, periodistas, editorialista y columnistas, juegan un papel
invalorable en la información y orientación de la opinión pública. Es en estos
espacios; hoy ampliados a las redes sociales, donde se expresan las ideas y se
realizan los debates, la confrontación siempre esclarecedora de tesis y de
antítesis. En ellos se materializa la tan preciada libertad de expresión.
Los
filósofos de la Ilustración comprendieron en, el siglo XVIII, que: “la
posibilidad del disenso fomenta el avance de las artes, las ciencias y la
auténtica participación política”.
A
mediados del siglo XX la libertad de expresión fue reconocida como un derecho humano.
En el artículo 19 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos; que siempre es grato recordar, expresa: “Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho
incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y
recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de
fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Da
mucha rabia ver como en el Tercer Milenio este Derecho Humano sigue siendo una
utopía, para muchos países. Los dictadores le temen al periodismo
como Drácula a La Cruz, y este miedo los hace cometer todo tipo de tropelías
contra ellos, sin entender que la valentía es invencible.
Pobre
del país donde la libertad de expresión deja de ser un elemental derecho humano, para transformarse en un
acto de valentía.
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