Foto propia ©
Bolivia es el país
del eterno comienzo, todo político que
llega al Palacio Quemado lo plantea. El complejo de Adán es uno de los males que
nos tiene anclados al Tercer Mundo.
Aunque nos han gobernado
todas las tendencias políticas imaginables: derecha, izquierda, centro y populismo; e incluso El Plan Cóndor y
El Plan Evo,
siempre es la misma vaina, con sus más y sus menos.
Bolivia necesita
definir políticas de Estado con un amplio consenso ciudadano, que dirija nuestras
vidas por muchos años, como sucede en todos los países avanzados del mundo; incluso
en el vecindario continental. Solo una
visión de largo plazo hará que dejemos de ser la cenicienta sudamericana.
Necesitamos un verdadero
proceso de cambio, un auténtico Contrato Social
en democracia, que exprese una clara visión de país donde todos nos sintamos
parte. No como el “contrato” de la Calancha, manchado con sangre boliviana,
imposiciones e ilegalidades.
Sugiero a continuación
algunos elementos básicos para este
Contrato:
1) Tenemos que cambiar de la seudodemocracia a la democracia verdadera. La democracia que soñaron los políticos del continente y la plasmaron por unanimidad en La Carta democrática Interamericana de la OEA. Esta es la única democracia, el saldo son cuentos chinos.
2) Tenemos que
cambiar de la híper
corrupción a la ética. Nunca más un FONDIOC, ni un Zapata-CAMC.
Necesitamos revolucionar el comportamiento de la clase política.
3) Tenemos que
cambiar de una pésima
calidad de la educación a una educación
de excelencia, que nos permita entrar en la economía del conocimiento, y nos
aleje de la economía de las materias primas. La educación es la única forma de
salir de la pobreza con dignidad.
4) Tenemos que
cambiar de una
justicia altamente politizada, a una justicia independiente. Esto es
necesario no solo para la población en general, sino para los propios
políticos, porque cualquier rato la tortilla se vuelca y los verdugos se transforman
en víctimas.
5) Tenemos que cambiar de
una economía
de izquierda o derecha a una economía
no dogmática, donde
coexista la empresa pública, privada, social y mixta, compitiendo en igualdad
de condiciones por la preferencia popular. Es el pueblo el que tiene que
decidir, no los políticos.
6) Tenemos que
cambiar de un medioambiente
en plena destrucción, a un respeto
absoluto de nuestra bella naturaleza. No es posible que se plante coca en
las áreas protegidas, y el Lago Titicaca tenga heces fecales.
7) Tenemos que
cambiar de un descontrol
en la cadena coca-cocaína, a una lucha frontal contra la ilegalidad y los carteles internacionales,
con apoyo de las naciones del mundo a quienes perjudicamos.
8) Tenemos que
cambiar de un país
plurinacional de mentira a uno de verdad, donde se reconozcan las
diferentes naciones que componen Bolivia, se las respete y se las fomente. No
más imposición de ninguna de ellas sobre las otras.
Esto si será un verdadero proceso de cambio, sin demagogias populistas. |
lunes, 8 de agosto de 2016
NECESITAMOS UN VERDADERO PROCESO DE CAMBIO
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