Foto de Jimmy Ortiz Saucedo © |
Jimmy Ortiz Saucedo
Se conoce como Siglo de las Luces fundamentalmente al Siglo
XVIII, aunque el período también conocido como Ilustración, comenzó hacia fines
del siglo anterior y se extendió a los primeros años del siguiente siglo.
Especialmente desarrollado en Europa y sus colonias, fue una nueva concepción del hombre y
del mundo que privilegió la razón como modo de obtener las ideas, poniendo fin
al pensamiento dogmático medieval regido por la fe (deconceptos.com).
Desde principio de siglo se sintió una fuerte crisis espiritual, cuestionando la
iglesia y la monarquía.
Hoy vivimos tiempos semejantes al Siglo de
las Luces. Ciencia y tecnología han tenido un avance sin precedente, expresada
en la Cuarta Revolución
Industrial,
cuya característica es la convergencia de tecnologías digitales, físicas y
biológicas. El progreso se
acelera exponencialmente, cambiando el mundo que conocemos.
Vivimos
también una fuerte crisis espiritual, causada por nuestro
excesivo materialismo. No entendemos nuestra naturaleza espiritual, somos niños
en él espíritu. Pensamos que somos un cuerpo que tiene un espíritu, cuando en
realidad somos un espíritu que tiene un cuerpo, es como el jinete y el caballo.
Nuestra verdadera esencia es espiritual.
Foto de Jimmy Ortiz Saucedo © |
Un mundo mejor vendrá cuando comencemos a cultivar los valores del espíritu. “El cuerpo mortal es un peso para el alma; estando hecho de barro, oprime la mente, en la que bullen tantos pensamientos” (Sabiduría 9,15). Necesitamos liberarnos del materialismo miope, que nos impide ver más allá de nuestras narices. Es imprescindible soltar las ataduras del materialismo, para dejar volar nuestro verdadero ser, llevando la humanidad a un nivel superior de conciencia. El cuerpo es apenas un holograma del espíritu.
La
Peste China Covid-19 mostró nuestras debilidades. Necesitamos un Nuevo Siglo de
las Luces, esta vez ya no guiada por la razón; en el entendido que la tenemos
bien desarrollada. Lo que necesitamos desarrollar es el Espíritu, para que sea
la turbina que reimpulse el movimiento filosófico, cultural y político; sin
olvidar que Dios existe.
Es el corazón y el espíritu del hombre lo que
necesitamos desarrollar. Este es el principal desafío del Tercer Milenio, y
la salvación de la humanidad.
1 comentario:
Bueno el articulo publicado, es para ponernos a pensar que solos no podemos combatir lo que estamos viviendo hoy en dia.
Publicar un comentario