Es muy trágica la situación en que se encuentra el pueblo boliviano. A la ya conocida crisis política que vivimos, se suma una inminente crisis económica. Negros nubarrones nos asechan.
En tiempos electorales, los ciudadanos nos encontramos
entre la espada y la pared. Por un lado, un gobierno que ha destruido la democracia
y la moral pública, transformándonos en un narco Estado. Y como si fuera poco,
se quiere perpetuar en el poder, para llevarnos a la tragedia de Venezuela.
Por otro una oposición fragmentada, con más sombras
que luces. Una oposición que no escucha
la voz mayoritaria del pueblo, que les pide, que les exige, una fórmula capaz de derrotar la tiranía narco-cocalera.
Una oposición que está poniendo sus intereses personales y partidarios, por
encima de los intereses nacionales. Como si no fueran conscientes de la Bolivia
que se viene.
Pese a los esfuerzos aislados, de algunas instituciones
y personas, nos encontramos desprotegidos.
Dios
salve a Santa Cruz y a Bolivia.
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