Jimmy Ortiz Saucedo
El conflicto que vivió Bolivia, entre fines del 2017 y
principios del 2018, no fue otra cosa que la
primera revolución de la clase media boliviana. Cansada de 12 años de un
gobierno dictatorial, racista y corrupto, decidió salir del anonimato, hacer
escuchar su voz en las redes y su presencia en las calles. Sintiendo que sus
líderes políticos no hacían lo suficiente, decidieron tomar la historia en sus
manos, con la democracia directa.
La Sentencia Constitucional 0084/2017; que habilita al
presidente Evo Morales a la reelección indefinida, y la Ley No. 1005 del Código
del Sistema Penal; que ejercía control político sobre el pueblo, fue la gota
que rebalsó el vaso.
El masismo excedió los limites, pensaron que había
llegado la hora de imponernos un Estado neocomunista,
alejado de la visión de país que tiene mayoritariamente el pueblo boliviano. No
tomaron en cuenta que el Muro de Berlín cayó hace años, y que ningún país del
mundo quiere volver a revivir esa utopía fracasada, que dejó a su paso pobreza,
sangre y sufrimiento.
Es una vergüenza que el Foro de San Pablo; en pleno
Tercer Milenio, ideara esta forma de gobierno que, bajo la máscara de la democracia,
sea una vil dictadura. Será recordada como la versión izquierdista del Plan
Cóndor.
El Presidente tuvo una mejor lectura del conflicto. El
terrorista que no pudo ser Vicepresidente democrático, vio otra realidad. El
primero pidió modificar su agenda 2025 (La
Razón 25-01-18), incorporando reivindicaciones de la
clase media, el segundo la llamo decadente (La
Razón 17-01-18).
Lo que quedó claro en este conflicto, es que la
correlación de fuerzas ha cambiado. La clase media, en sus diferentes
expresiones institucionales y ciudadanas, es un nuevo actor en la política. Es
un sector esclarecido, que conoce de sus derechos y no pude ser engatusado con
facilidad. Son ciudadanos equilibrados en lo político, en lo económico y en lo
social. No tiene la petulancia de las clases altas, ni el resentimiento de las
bajas. Bolivia puede esperar mucho de ellos.
Si el Presidente Morales quiere incluir
reivindicaciones de la clase media, el tema es facilingo, no son exigentes, solo
quieren DEMOCRACIA Y LIBERTAD. Derechos básicos, innegociables.
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